EXPEDICIÓN ACONCAGUA 2009 (6962 m)
- Prominencia: 6962m
LA INTRODUCCIÓN
Después de tomar la decisión de subir una gran montaña comienza una fase de preparación que incluye tanto la parte física y de equipamiento como, sobre todo, la preparación mental. Algunas noches uno se acuesta y te imaginas los casi 7000 metros de altura, los porteos de material, las sensaciones de falta de oxígeno y, lo más importante, los deseos de que la climatología sea lo más favorable posible.
El entrenamiento físico incluía endurecer un poco más las sesiones de ejercicio que hago habitualmente. Respecto al equipo tengo que agradecer a Juan Bazán y a José Vilalta que me prestaran ropa y material del que yo no disponía y también el apoyo de Montañeros de Aragón de Barbastro, mi club de montaña.
El Aconcagua fue escalado por primera vez en 1897 por el suizo Mathias Zurbriggen. El nombre parece provenir de un vocablo local que significa Centinela de Piedra.
EL VIAJE
El 2 enero comienza el viaje, desde Zaragoza a Barajas y de ahí a Santiago de Chile. Conozco a mis compañeros de expedición. Fernando Garrido es el guía del grupo y Pedro Arceredillo el 2º guía. De los 11 montañeros que vamos con ellos hay que destacar a Barni y Miguel Angel que forman parte de Montañas sin Barreras, un grupo dedicado a promocionar el montañismo para deficientes físicos, Barni es deficiente visual y Miguel Angel es manco, por lo que es justo valorar su esfuerzo extra. Los demás venimos de Aragón, de Madrid, del País Vasco, de Burgos y de Valencia.
Después del vuelo de 13 horas y media llegamos a Santiago por la mañana del día siguiente y tenemos unas horas para conocer un poco la ciudad y aclimatarnos de repente al calor del verano en pleno enero. Por la tarde tomamos el avión a Mendoza (Argentina) sobrevolando la cordillera de los Andes e intentando ver desde el avión el Aconcagua, aunque no tenemos suerte.
Mendoza es una ciudad encantadora. Tiene unos 110.000 habitantes y una interesante historia relacionada con la independencia de los países sudamericanos; allí el general San Martín organizó un ejército para cruzar los Andes y tomar Chile. Hoy es agradable pasear por sus avenidas y plazas a la sombra de los enormes árboles que las cubren casi por completo o visitar alguno de sus museos. Es una ciudad volcada al montañismo, con numerosas empresas de aventura con las que organizar cualquier expedición. Aragón Aventura trabaja con la empresa local Inka, que nos dará un servicio fantástico en los campamentos de Confluencia y Plaza de Mulas.
Al día siguiente nuestra primera tarea es cambiar dinero y gestionar el permiso de ascensión al Aconcagua en la Secretaría de Turismo (unos 300 € aquel año, y por lo que sé aun lo han subido más). La compra de comida para todos los días en la montaña ya la habían hecho Fernando y Pedro.
Al mediodía salimos de camino a Penitentes, una estación de esquí a 2500 m de altura, donde organizamos petates y paquetes de comida y dormimos en la hospedería, sirviéndonos para comenzar el proceso de aclimatación a la altitud. También empezamos a concienciarnos de la necesidad de beber cantidad de líquidos, lo que hace que no haya noche sin tener que levantarse a mear.
LA MONTAÑA
1º DÍA
El día 5 todavía seguimos por carretera hasta la entrada Horcones del Parque Provincial Aconcagua, pero antes paramos en un rincón espectacular: Puente del Inca. Por fin empezamos a caminar después de registrarnos en la oficina del Parque a 2835 m. Nuestros petates han sido distribuidos para ser llevados por las mulas, la mitad al campamento de Confluencia, donde vamos hoy, y la otra mitad a Plaza de Mulas, que es el campo base. Los muleros son unos personajes curiosos. Nos prestan un servicio esencial subiendo y bajando material al campo base, son siempre respetuosos con los clientes, pero parecen pertenecer a un mundo aparte, a una cultura adaptada a un ambiente duro donde cada uno tiene que ser capaz de sobrevivir por sí mismo sin ayuda de nadie.
Tardamos 3 horas 45 min. en llegar a Confluencia (3410 m), pequeño campamento en el que pasaremos dos noches y donde todavía se puede disfrutar de la presencia de vegetación. Pequeños problemas de mal de altura se empiezan a manifestar ya, por lo que hay que empezar a hacer todas las cosas muy despacio, ahorrar energía y prevenir mayores molestias. Una ligera nevada cubre las tiendas durante esta primera tarde.
2º DÍA
Nuestro 2º día en la montaña es una marcha de aclimatación hasta Plaza de Francia, por el valle que sale hacia la derecha en dirección a la pared sur del Aconcagua. Llegamos hasta 4030 m, caminando junto a un glaciar cubierto de rocas y sedimentos. Frente a nosotros se alza la imponente pared del Aconcagua, 3000 metros de glaciares colgados que nos dejan boquiabiertos. La cima se cubre con la nube en forma de hongo que indica la presencia de una potente ventisca, aquí lo llaman el viento blanco y es una de las situaciones más temidas.
3º DÍA
Nos espera una dura jornada de 11 horas 40 minutos entre Confluencia y Plaza de Mulas. Sólo 1000 metros de desnivel, pero alrededor de 20 km de distancia, por un terreno que se vuelve absolutamente mineral y pedregoso, donde te evades apreciando las diferentes tonalidades de las rocas y las dos cimas del Aconcagua que sobresalen a nuestra derecha, casi todo el día con el hongo encima. El interminable valle de Horcones se divide en dos zonas: Playa Ancha y Playa Chica. Desde la comida tengo ese peso en la cabeza y esa sensación de globo que hace que no me olvide de la altitud a la que estamos. Nevisquea cuando llegamos a Plaza de Mulas, a 4310 m. Tenemos muchas ganas de descansar y beber abundantemente. Una mala noticia aun deprime más el ambiente, una expedición se ha perdido en la zona de cumbre, puede que uno de sus miembros haya muerto, no pueden salir de allí por el mal tiempo y hay que organizar el rescate.

Fernando Garrido encabezando el grupo
Al terminar de cenar el entorno nevado y las luces del atardecer crean un paisaje espectacular. Por la noche vuelvo a padecer esa incómoda tos que ya traía desde España pero que se ha acentuado.
4º DÍA
Hoy es un día de descanso que nos sentará muy bien a todos y mejorará nuestra aclimatación, aunque tenemos tres personas que no parecen aclimatar tan bien como debieran, Vicente, Ciro e Iru no tienen buen aspecto. Hay una actividad inusual en el campamento con la organización de grupos de rescate y constantes vuelos del helicóptero. Yo empleo el día en ir hasta el desangelado y frío refugio al que se tarda 20 o 30 minutos y desde donde se puede llamar por teléfono a un precio razonable. Inka tiene en Plaza de Mulas una tienda con teléfono satélite e Internet, pero mucho más caro. El paseo también me permite hacer una actividad suave y tener contacto con los campos de penitentes, curiosos pináculos de hielo de 2 o 3 metros de altura que se forman durante el deshielo del verano.
Las noticias sobre los accidentados en la cima van y vienen, es el peor accidente de los últimos años y a todos nos afecta porque nosotros también estamos intentando subir allá.
5º DÍA
Fernando había barajado la posibilidad de ayudar a subir material para los equipos de rescate, pero finalmente vamos a seguir con nuestros planes de escalar uno de los picos que se ven desde el campamento, el Cerro Bonete, de 5005 m. Es una ascensión fácil, que también está planificada para continuar con la aclimatación. Las vistas de la pared del Aconcagua y los campos de penitentes que tenemos que atravesar dan espectacularidad al recorrido. Vicente e Iru tendrán que volverse por mal de altura. 4 horas y media de subida y 1 hora 45 de bajada con tiempo espléndido.
Al llegar a Plaza de Mulas voy a la consulta médica por mi problema con la tos. El suave antiinflamatorio que me dan me va a sentar bastante bien y el problema, que ya empezaba a preocuparme un poco, va a ir desapareciendo.
Juan Bazán llega hoy con sus tres clientes. Me alegra mucho encontrar una cara amiga.
A partir de mañana empieza el duro trabajo de porteo de material para equipar los campos de altura. No se puede dejar de pensar en cómo responderemos física y mentalmente cuando nos enfrentemos a esfuerzos más exigentes y altitudes mayores. Lo que nos espera ahí arriba es desconocido para mí (la máxima altura que he alcanzado son los 6300 m. del Chimborazo). Hasta ahora todo ha ido bien y espero que continúe la suerte. El mundo se reduce a una montaña y toda tu mente y tu cuerpo se centran en hacer las cosas bien para no tener problemas cuando nos enfrentemos a ella.
6º DÍA
Porteo de material al Campo I Nido de Cóndores. Nos organizamos por parejas. Cuchi y yo subimos una tienda y 2 cartuchos de gas. Trato de memorizar los pasos clave de la subida. Es una pedrera interminable. El paso es lento, lento y más lento. Las distancias parece que se agrandan según vas avanzando. Vicente y Ciro se tienen que bajar.
Desde que vemos la bandera argentina emplazada en Nido de Cóndores tardamos todavía dos horas más en llegar. En total han sido 6 horas y media. Nido de Cóndores es un inmenso plateau a 5400 m. El esfuerzo de montar la tienda es agotador, a cada piedra que coloco para atar los vientos tengo que acuclillarme para recuperar la respiración y que se me pase el mazazo en la cabeza. A las 5 de la tarde empezamos a bajar y tardamos 2 horas en descender.
7º DÍA
Hoy subimos 2 bolsas de comida para el campo II, 1 bolsa para el campo I, la cocinilla y saco de dormir y esterilla. Vicente decide no subir. Otra vez el paso de tortuga, concentrado en el ritmo y la respiración, 6 horas de subida. En el último tramo empieza a nevar, el ambiente es amenazador.
He llegado con un ligero globo en la cabeza, pierdo el resuello cuando tengo que sacar las cosas de la mochila y organizarme dentro de la tienda. Recogemos nieve para ponernos a fundirla. Una vez dentro del saco ya se tiene otra sensación. Me tengo que subir los patucos de plumas porque paso frío en los pies por la noche.
8º DÍA
A 7º bajo cero dentro de la tienda, todo el vapor de la respiración se ha convertido en escarcha. Al levantarme me duele la cabeza. Preparar el desayuno es superincómodo. Con un paracetamol ya no volveré a tener molestias en todo el día. Hace un día precioso pero con viento blanco en la cumbre.
Comenzamos la subida hacia los campamentos de Berlín y Cólera. Nuestro objetivo es dejar un petate con material (comida, cartuchos de gas y crampones) en Cólera, un campamento más protegido del viento que Berlín. Ambos están a una altura de unos 6000 m. Tardamos 3 horas en subir a Cólera y después bajamos directamente a Plaza de Mulas parando un momento en Nido para recoger el saco y dejar una camiseta térmica, unas mallas y unos calcetines. Desde aquí bajamos en 1 hora 15 minutos.
9º DÍA
Día de descanso y relajación. Vicente trata de hacer una corta ascensión ya que lleva dos días aquí sin hacer nada. Yo me voy al refugio con Pedro, Diego y Barni y puedo hablar por teléfono con Esmeralda y con mi madre.
Después de comer alargamos la sobremesa charlando animadamente. A las 5 hay reunión para planificar el ataque que comienza mañana. Se nota una tensión especial cuando se comienza a hablar de todos los detalles finales. También sale el tema de la posibilidad de contratar porteadores. Yo tengo claro que voy a intentarlo con mis propias fuerzas, estas son las reglas con las que quiero jugar, subir todo mi material yo mismo.
Por la noche Cuchi me comenta que le empieza a dar miedo esta montaña. Yo no siento miedo, solo espero el día a día y, sobre todo, espero ser capaz de tomar las decisiones adecuadas en cada momento, porque ya hemos visto que el Aconcagua no perdona. Hoy mismo ha habido otro muerto de camino a Nido de Cóndores por la caída de una gran piedra.
10º DÍA
La suerte está echada, comienza la fase de ataque. Subimos cargados con saco, comida y todo el material y ropa para el día de cumbre. Las predicciones meteorológicas no son del todo buenas, con viento para hoy y mañana, pero teóricamente hay una ventana de mejor tiempo pasado mañana y después vuelve a empeorar. Si el pronóstico no es muy preciso nos dejaría en una mala situación.
Tardamos 7 horas en llegar a Nido de Cóndores, con viento y frío, nos metemos directamente en las tiendas.
11º DÍA
No he dormido mal, mi aclimatación es buena. El tiempo aquí no es malo, pero sobre la cumbre pasan las nubes a toda velocidad y se forma el hongo que no podemos dejar de mirar.
Desmontamos las tiendas y cargamos con todo hacia el campo II; mucho peso moviéndonos entre 5500 y 6000 m. Marisa no puede con todo y a mitad de subida habrá que repartir algo del peso que lleva.
Llegamos a Berlín, Fernando y Pedro se acercan hasta Cólera y enseguida vuelven con el petate que habíamos dejado porque el campamento está lleno y nos tendremos que quedar en Berlín. De nuevo montar las tiendas es agotador. La tarde es tranquila, pero la cima no se ha despejado en ningún momento. Fernando sigue confiando en el pronóstico, los demás tenemos nuestras dudas.
Todo debe quedar preparado esta tarde, cuando nos levantemos de madrugada no podemos estar pensando qué meter en la mochila o qué ropa ponerse. Hay que imaginar y memorizar todo lo que vamos a hacer antes de salir para actuar como autómatas.
Duermo un rato al principio de la noche, después el viento apenas me deja pegar ojo.
Dentro del saco tengo los botines, el gorro, los guantes y dos botellas de agua para que no se congelen; la linterna y las baterías de repuesto en los bolsillos de la chaqueta de plumas que me sirve de almohada, la cámara entre mi saco y el de Cuchi para que tenga un poco de calor.
12º DÍA
A las 3 de la madrugada hace muchísimo viento. Animo a Cuchi a levantarse y desayunar, luego ya veremos lo que pasa. Fernando ya está pasando por las tiendas para reafirmar que el plan sigue su curso. Vestirse y calzarse dentro de la tienda es un esfuerzo agotador. Al salir la ventisca es tremenda, aunque el Aconcagua se ve despejado, rodeado de estrellas. Nos ponemos en marcha a las 5, pero Vicente se vuelve a los pocos minutos y Marisa media hora después, acompañada por Fernando, que luego vuelve a subir para reunirse con los demás.
Pedro abre camino. El amanecer es mágico, no solo por las luces y las sombras que dibujan las montañas, también porque el viento empieza a amainar. Llegamos al refugio Independencia donde hacemos un descanso. Ya está claro que vamos a tener un día espléndido, es el momento en que de alguna forma sé que voy a llegar, de repente parece que una energía especial invade tu mente y convence a tu cuerpo de que lo va a conseguir.
Una fuerte subida en zigzag lleva desde Independencia al collado de los Vientos. Después una larguísima travesía hasta la cueva, inicio de la famosa Canaleta. Se forman dos grupos, en el primero vamos Pedro, Óscar, Miguel Angel, Diego, Barni, Iru y yo; en el segundo con Fernando van David y Ciro; Cuchi con calambres se vuelve desde el primer grupo pero se reengancha con el segundo; finalmente, con síntomas de desorientación, se queda en la cueva.
Empieza esa fase de ascenso en que te metes en un mundo interior, las sensaciones no se pueden describir con precisión, tu cabeza funciona a otro ritmo, tratas de chequear tu estado cada poco tiempo (¿pienso con claridad? ¿las fuerzas me responden? ¿soy capaz de reaccionar? ¿bebo de vez en cuando?); el aire es tan ligero y las dimensiones de la montaña tan extraordinarias, que el cálculo de las distancias se vuelve engañoso. Pasan las horas, los pasos son lentos, solo la concentración en ti mismo te permite seguir avanzando, convenciéndote de que la cima llegará, olvidándote de que a ese ritmo parece imposible. Nada que ver con las ascensiones pirenaicas, donde te sientes lleno de energía, aquí te sientes pequeño frente a una montaña gigantesca. La cima se ve hace mucho tiempo, pasa una hora y otra y no parece acercarse.
La Canaleta exige un esfuerzo tremendo y cortas paradas cada pocos minutos para recuperarse. La última trepada y por fin la cima. 9 horas de subida, son las 2 de la tarde. Estamos emocionados. El espléndido día que tenemos es un auténtico regalo.
En el descenso recogemos a Cuchi, no muy contento con la decisión de Fernando Garrido de dejarlo allí, decisión que yo considero acertada. Fernando, aunque muy tarde, ha conseguido cumbre con David y Ciro. La bajada hasta el Campo II dura 3 horas. Agotados, alcanzamos Berlín a las 17.30 horas.
Al anochecer comienza un viento y un frío terrible. No pego ojo en toda la noche, parece que se va a levantar la tienda en cualquier momento.
13º DÍA
Cuando nos levantamos para desmontar las tiendas hace un viento horroroso. Hoy sería impensable tratar de hacer cima. Cada tienda la tenemos que recoger entre 4 personas y se quedan las manos congeladas.
En Nido de Cóndores está Juan con sus clientes, hoy suben a Berlín, pero mañana no podrán llegar a la cumbre.
Cuando llego al Campo Base empieza a nevar y granizar y no puedo dejar de pensar en la suerte que hemos tenido. Los campamenteros de Inka sacan botellas de cava al final de la comida para celebrar el éxito de la expedición.
Esta noche duermo como un bendito.
14ª DÍA
Toca preparar los petates para las mulas, pasar por el control de salida y descender el largo camino hasta la entrada del Parque donde iniciamos la marcha hace 14 días. Las furgonetas nos esperan para volver a Mendoza, donde llegamos a la 1 de la madrugada.
Lo primero que hago en el hotel es pillar el ordenador para poner un mensaje a Esmeralda, luego ducha y a dormir.
EL FINAL
Nos quedan dos días enteros para pasarlos en Mendoza. Durante el día paseo por distintas zonas de la ciudad, hago alguna compra, visito algunos museos; por la noche me uno a los compañeros para ir a cenar. El 20 de enero Fernando Garrido se queda para recibir un nuevo grupo y volver al Aconcagua mientras los demás tomamos el vuelo de regreso a España. Llego con un petate lleno de ropa sucia y una experiencia inolvidable.
Me encanto tu historia, ojala pueda contarte la mia cuando vaya al Aconcagua. Un abrazo desde Argentina.
Me alegro de que te haya gustado y ojalá pueda servirte un poco de guía si te animas a subir. Ya ves que yo suelo moverme por el Pirineo, las montañas no son como las de los Andes, pero es una cordillera preciosa y con muchísimos rincones y cumbres por descubrir. Te diré que la mayor paste de las excursiones que hago no suelo encontrarme con más de dos o tres grupitos de montañeros, y a veces paso el día sin ver absolutamente a nadie, así que si un día vienes por España merece la pena visitar esta zona.
te felicito. me desperto algo en el corazon que me hace querer ir. amo la montaña aunque nunca llegue tan alto pero seguire entrenando y voy a ir. gracias por compartir tu historia
Gracias por tu comentario. Espero que se cumpla tu sueño, ánimo
Qué bonito Israel. Me ha gustado mucho, vaya aventura. Conozco a varios de los que fueron contigo y recuerdo oir hablar de esa expedición, pero claro a ti no te conocía entonces. Qué máquina. Enhorabuena.